La pesca
- Categoría: Coluna de Elizabeth
- Localização: Valizas
Había una vez un arroyo con muchos peces y cangrejos siri y un océano que nos daba los mejores ejemplares, era solo ir a esperar la lancha y ahí mismo te lo fileteaban o lo comprabas entero, a gusto del consumidor.
Actualmente hay muy pocos siri en el arroyo y en el océano muy poca pesca.
Yo creo que después que se dejo de realizar la matanza de los lobos, que se hacía primero por el SOYP y luego por ILPE, con mucha profesionalidad y muy bien controlada; se mataban solo machos y de determinada edad, la pesca fue siendo cada vez mas pobre. Cada lobo adulto come en promedio 300 kilos de pescado por día.
Como no recordar, aquellas tardes de arroyo, con los hijos de Vilma y Mario: Valentina, Luciana y Guillermo, mis sobrinas: María Emilia y Lucia y mis hijos Gustavo y Silvia, promedio de edades, tal vez cinco o seis años.
Ya la preparación era una fiesta, los reeles, los calderines, la carnada y los baldes, si en plural, para todo lo que íbamos a pescar.
En el arroyo, que era donde íbamos, se pescaban sardinas, que traíamos limpias porque nos esperaba el gran fogón, con el disco de arar, aceite bien caliente; primero le dábamos una pasadita de harina (si los niños eran capaces de esperar) y sino como venían en el balde al aceite a ponerse doraditas como el color de una puesta de sol; y después a comer!
Que placer tan grande tenían esas caritas de pescadores que saborean el producto de su esfuerzo.
Recuerdo un día muy especial, en que llegamos al arroyo y las sardinas se podían sacar con las manos, nunca habíamos visto tantas, creo que en 10 minutos llenamos los baldes, ahora si en plural y nos fuimos contentos, cantando, con todo lo que habíamos pescado.
Ese día creo que medio Valizas comió sardinitas.
Ahora son lindos recuerdos, los siri se ven muy pocos, y las sardinitas hace mucho tiempo que no como, tal vez porque los pescadores crecieron; tal vez porque no cuidamos como se debía nuestro Arroyo. Pero esos pescadores aprendieron a llevar solo lo que se comía, lo demás al arroyo nuevamente, para otro día, aprendieron a respetar la naturaleza y aprendieron el valor del propio esfuerzo compartido.
Este verano, y creo que el otro también, ni un día comimos pescado fresco, había una pescadería que cerro y este año alquilaban ranchos.
Tampoco se ven más las filas y filas de bacalao, secándose al sol, y que rico que era!!!
Es el progreso……………………………………?
Elizabeth la cuenta cuentos.